lunes, 23 de septiembre de 2013

Porqué los niños de menos de dos años no tienen recuerdos

En realidad, esto es una verdad a medias. Pero para entender porque esto no es completamente cierto, deberemos tener claros varios conceptos: que es la memoria implícita, que es la memoria explícita, porqué generamos recuerdos y cual es el papel del hipotálamo en todo esto.

MEMORIA IMPLÍCITA Y EXPLÍCITA

Lo primero que deberemos tener en cuenta, es que hay dos tipos de memoria: la memoria implícita y la memoria explícita.

La memoria implícita es un tipo de memoria en la que las experiencias previas ayudan en la ejecución de una tarea, sin que exista una percepción consciente de la existencia de esas experiencias. Este tipo de memoria es común a todos los animales.

Por poner un ejemplo, un perro te muerde y debido a eso, te quedas en estado de shock. A partir de entonces, sientes miedo cada vez que ves a un perro, pero no recuerdas que te haya mordido antes ningún perro. Digamos que, para entendernos, es una memoria puramente emocional, que no tiene porqué estar asociada a un recuerdo explícito (aunque este puede existir).

La memoria explícita, es la recolección consciente e intencional de información y experiencias previas. Resumiendo, sería lo que realmente nosotros llamaríamos recuerdos. Todo aquello que recordamos, ya sea con más o con menos detalle, constituye la memoria explícita.
EL HIPOTÁLAMO Y LA MEMORIA


El hipotálamo (del griego ὑπό, ÿpó: ‘debajo de’, y θάλαμος, thálamos: ‘cámara nupcial, dormitorio’) es una región nuclear del cerebro que forma parte del diencéfalo, y se sitúa por debajo del tálamo.1 Es la región del cerebro más importante para la coordinación de conductas esenciales, vinculadas al mantenimiento de la especie. Regula la liberación de hormonas de la hipófisis, mantiene la temperatura corporal, y organiza conductas, como la alimentación, ingesta de líquidos, apareamiento y agresión. 

El la parte que nos importa, el hipotálamo es el centro de la gestión de nuestras emociones y en función de estas, de nuestros recuerdos. Nuestro cerebro se aprovecha de las emociones fuertes y de los neurotransmisores que se liberan durante la respuesta al estrés, para regular la intensidad con que almacenamos nuestros recuerdos, de manera que los recuerdos que están asociados a una información cargada emocionalmente permanecen grabados en el cerebro. Esta sería la razón por la que recordamos con más facilidad aquellos datos, hechos o experiencias que tienen una carga emocional y afectiva, aquellos que nos han marcado o conmovido.

CONCLUSIONES

En el caso que nos ocupa es, la falta de madurez del hipotálamo lo que hace que hasta, aproximadamente, los dos años (que también es cuando pasamos de considerarlos bebes a considerarlos niños), los bebés tengan memoria implícita, pero no generen memoria explícita.

Los casos, por ejemplo, de niños dados en adopción, suelen ser clarificadores. Niños que con menos de dos años son dados en adopción suelen presentar una respuesta emocional muy marcada ante el rechazo de los demás, a lo demás, de ciertas dificultades en las relaciones sociales.[Ref]

Claramente podemos decir, entonces, que los bebés generan recuerdos, pero implícitos. Lo que no comienzan a generar recuerdos explícitos hasta que son niños. Esto es importante tenerlo en cuenta, porque la memoria implícita también va a afectar de manera decisiva al desarrollo del niño, dejando huellas importantes en su vida adulta.

La relación entre memoria y emociones, también debería tenerse en cuenta, dentro de la metodología educativa, sobre todo en etapas de educación infantil de primer y segundo ciclo, donde la memoria implícita tiene más peso.

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